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La maestra Suku y sus aprendices han elegido terminar el verano en un valle bajo una gran cordillera, llevando a cabo revisiones de código en un templo menor. Sintieron que esto sería un trabajo relajado, que los revigorizaba para la larga subida frente a ellos. Sin embargo los monjes de aquel templo eran exasperantemente negligentes. Mientras los días menguaban, también menguaba la paciencia de Suku. Una mañana Suku entró en el cubículo de un monje particularmente obtuso y echó una impresión sobre su teclado. “Cada instancia de esta clase representa una fila de la tabla Clientes, ¿Es eso cierto?” preguntó Suku. “Lo es, lo es,” dijo el monje. “Lo cual significa que cada instancia representa un sólo cliente, ¿Es así?” preguntó Suku. “Es así,” dijo el monje, “Es así.” “Sin embargo nombraste esta clase Clientes en vez de Cliente,” dijo Suku. “También le diste el nombre ‘clientes’ a variables que contienen una única instancia, y ‘getClientes’ a métodos que devuelven una única instancia.” “Lo hice, ¿O no?” preguntó el monje. “Sí,” dijo Suku. “Curiosamente, le has dado el nombre ‘clientes’ a variables que contienen una colección de instancias, y ‘getClientes’ a métodos que devuelven una colección.” “Ya veo,” asintió el monje, frunciendo el ceño y mirando fijo la impresión. “Ya veo...” Suku hizo una sonrisa desagradable. Si sus aprendices hubiesen estado presentes seguramente se echarían para atrás; porque se rumoreaba que su maestra era en parte serpiente, y si se la provocaba podría trastornar su mandíbula y tragarse a un monje entero. “Todo lo que he dicho es igual de cierto para las tablas Partes y Paquetes y Compras, y sus clases asociadas. Lo cual vuelve tu código algo—” “Consistente,” dijo orgullosamente el monje. “Consistente.” Lo que ocurrió inmediatamente nadie puede decir, pero es cierto que el monje ya estaba inconsciente cuando cayó al piso. El monje se despertó en el centro de un granero abandonado. Su tobillo fue encadenado a una piedra para atar toros. En el piso a su lado había un par de tijeras, un manojo feo de tubos llenos de cables y luces brillantes, y una nota: El tiempo es corto. Traducido por Gonzalo Alcalde. Un extracto de The Codeless Code, por Qi (qi@thecodelesscode.com). Distribuido bajo la Creative Commons Attribution-NonCommercial 3.0 Unported License. |