Un monje le escribió al maestro Kaimu:
La semana pasada hiciste alusión a Seis Atributos
esenciales para ser un desarrollador diligente.
¿Cuáles son esos “Seis Atributos”?
Extrañamente, en segundos recibió una larga respuesta:
Para entender la música,
visita el ruidoso mercado al mediodía.
Para entender los Seis Atributos,
sólo tienes que mirar alrededor:
El primero es insuficiente en el monje Mudána.
Si se le pide cazar un venado para la cena,
él se pasará el día en la cama soñando con su carne.
Le dejamos descansar todo el día—muy lejos de aquí.
El segundo es insuficiente en la monja Nabasu.
Si se le pide cazar un venado para la cena,
se encogerá como si la reverencia fuese un crótalo,
y pedirá ser aliviada de su deber.
El tercero es insuficiente en el monje Djishin.
Si se le pide cazar un venado para la cena,
él intentará inventar un arma para la tarea.
Esa semana el Templo estará hambriento.
El cuarto es insuficiente en el monje Landhwa.
Si se le pide cazar un venado para la cena,
él soltará su arco y acarrería un cañon,
dejándonos con poca carne, y un gran desastre.
El quinto es insuficiente en el monje Wangohan.
Si se le pide cazar un venado para la cena,
elegirá el shuriken contra toda objeción,
y perseguirá a un venado sangrante por treinta días.
El sexto es insuficiente en la joven maestra Zjing.
Si se le pide cazar un venado para la cena,
ella prometerá hacerlo cuando tenga tiempo libre...
El venado habrá muerto de vejez para ese entonces.
El monje pensó por un minuto y escribió al maestro:
El primero es demasiado perezoso para comenzar.
La segunda es demasiado perezosa para superar su desconfianza.
El tercero es demasiado perezoso para buscar buenas herramientas.
El cuarto es demasiado perezoso para querer alcanzar la precisión.
El quinto es demasiado perezoso para empezar fresco de nuevo.
La sexta es demasiado perezosa para enfocar su atención.
Sin embargo si la pereza engendra seis caminos hacia el fracaso,
¿Cómo puede ser una de las Tres Grandes Virtudes?
De nuevo, en segundos recibió una respuesta:
El Maestro Kaimu se fue a una cacería de venados.
Cuando se le pidió responder sus emails durante su ausencia,
decidió escribir un hábil auto respondedor en su lugar.
Si estás leyendo esto, reformula y vuelve a enviar tu pregunta.