Infinitos

Dos monjes del Clan de la Araña estaban discutiendo sobre si la nueva rutina de validación estaba atrapada en un bucle infinito.

“¿Cuánto tiempo ha estado corriendo?” preguntó el abad.

“No más de treinta minutos,” dijo el monje pálido y delgado.

“Aunque tampoco menos,” dijo el monje gordo y moreno.

“¿Y en todo este tiempo no habéis hecho nada más que esperar a que termine?” preguntó el abad.

Los monjes inclinaron las cabezas avergonzados.

El abad informó de esto al maestro Java, quien asintió. “¿Cuál de ellos cree que el bucle no es infinito?”

“El pálido y delgado,” dijo el abad.

“Entonces dale un pellejo de vino, porque es sabio. Ningún bucle puede ser verdaderamente infinito. Algún día el suministro eléctrico fallará, el servidor se oxidará, el templo se derrumbará, y el sol se tragará la tierra.”

Preguntó el abad, “¿Y qué pasa con el gordo de piel oscura, el que cree que el bucle es infinito?”

“Dale dos pellejos de vino, puesto que es más sabio. Para el usuario esperando en su navegador, diez segundos son una agonía, un minuto es un eón, y cualquier cosa más larga es efectivamente una eternidad. Cuando el tigre hiere al antílope, el antílope no pregunta si se usaron ocho garras, o un millón.”