Many thanks to Tristan Morris for creating a beautiful illustrated hardcover print edition of the site |
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En el primer día frío del otoño, una mensajera había llegado al templo llevando noticias urgentes. Para su desconcierto halló todos los patios vacíos, todos los pasillos y cuartos comunes desiertos. Ni un alma podía hallarse allí. Pasando por una entrada abierta, ella oyó el repiqueteo de llaves desde adentro. Adentro halló a un viejo escriba mirando fijo un monitor. “¿Donde—” empezó la mensajera. “Vacaciones,” dijo el escriba sin darse la vuelta, saludando ausentemente en dirección al resto del templo. “¿Usted no?” preguntó la mensajera. “Yo, también,” dijo el escriba. “Pero en su monitor—” dijo la mensajera. “Sí,” dijo el escriba. “El código PHP más feo, defectuoso y alborotador que hallarás en las Diecisiete Provincias.” “¿Entonces por qué trabajas en él?” preguntó la mensajera. “Porque,” sonrió el escriba. “No es el código del Templo. Es el mío.” Traducido por Gonzalo Alcalde. Un extracto de The Codeless Code, por Qi (qi@thecodelesscode.com). Distribuido bajo la Creative Commons Attribution-NonCommercial 3.0 Unported License. |