No Inventado por Mi

A un monje del Clan de la Huella del Elefante se le dio la orden de eliminar los montones de código redundante creado por dicho clan. Él se acercó al sumo sacerdote del clan para que lo guíe.

“Aquí, por ejemplo, hay cinco esquemas para administrar las preferencias de usuario,” dijo el monje, desplegando los impresos en la mesa. “Debo o elegir el superior o implementar algún compromiso. De cualquier manera al menos cuatro módulos serán echados al fuego, y sus autores ordenados a consumir el código del rival.”

“Entonces está perdido,” dijo el sacerdote. “Una vez que el gato moja su pata para rastrillar una carpa del estanque, no cambiará su panza por diez mil ratones.”

El monje pasó una mano sobre su frente. “¡Y esto es sólo uno de una docena de subsistemas redundantes que debo consolidar! Hoy vi a uno de los hermanos superiores afilando sus cuchillos para lanzar. ¿No hay manera de que los monjes de nuestro clan puedan apaciguarse?”

El sacerdote levantó su mano izquierda, la cual le faltaba el dedo meñique. “Si el gato no puede tener la carpa, le bastará un poco del ladrón de carpas.”