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Caso 202

Anclas Libres del Fondo

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Después de haber estado con el Templo por varias semanas, el nuevo abad Ruh Cheen llamó a la joven maestra Zjing a su monitor.

“Estuve estudiando los detalles más pequeños y complicados de como el software se construye aquí,” dijo Ruh Cheen. “Ahora, no quiero herir susceptibilidades, pero se me ocurrió una manera simple de hacer las cosas más rápido y más calmado para todos.”

“Eso es... sorprendente,” dijo Zjing.

“La cosa es que,” dijo Ruh Cheen, “nuestros desarrolladores hacen montones de diagramas y documentos y todo lo demás, los cuales revisamos reunión tras reunión, sólo para planear lo que vamos a construir. Pero este Manifiesto Ágil dice que todos esos artefactos y contratos y procesos están bien lejos de ser tan importantes como tener un producto que se puede tocar. Así que desde ahora quiero que hagamos mucha menos planificación, y planeemos mucho más realización. ¿Diseños? ¡Deséchenlos! ¿Aprobaciones? ¡Arrivederci!”

“Interesante,” comenzó Zjing. “Pero—”

“Ya ya...” dijo Ruh Cheen, “Sé que el cambio asusta, pero ya les lancé la idea a los desarrolladores y estaban realmente optimistas.”

Sintiendo el pánico crecer en su pecho, Zjing hizo una excusa rápida y acabó la llamada. Cuando su respiración volvió a la normalidad, llamó al maestro Banzen.

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Mientras hablaba, Zjing movía nerviosamente un manojo cortado de cuerda atada que mantenía en su escritorio. “Si me aferro a mi pesimismo, es sólo porque fue tan queridamente comprado.”

“Como perfeccionista, me simpatizo,” dijo el viejo maestro. “Porque el perfeccionismo y el pesimismo son flores mellizas, ambas enraizadas en el miedo al fracaso. Pero debo admitir que cuando un optimista y un pesimista salen al mar, el optimista es el que zarpa hacia lo desconocido con sueños de descubrimiento, mientras que el pesimista sólo busca un puerto seguro.”

“Sin embargo ¿Qué debe hacer un pesimista cuando la ribera se desvanece de la vista?” preguntó Zjing.

“Un verdadero pesimista llama a alguien que piensa similar antes de poner el pie en el navío,” dijo Banzen. “Con lo cual su amigo le aconsejaría traer raciones extra, salvavidas, y un lanza bengalas.”