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Un aprendiz había llegado recientemente del Templo de las Tres Piedras en donde sólo el C se utilizaba. Era nuevo en los caminos de Java, y pronto se encontró con la inmutabilidad de las strings. “¡Sólo deseo convertir el contenido de este campo a mayúsculas y minúsculas!”, se lamentó. “¡Sin embargo requiere la construcción de un StringBuffer y subsecuentemente una nueva string, con muchos caracteres sin tocar copiados dos veces entre ellos! ¿Con qué propósito se diseñaron así las strings?” Una hermana experimentada le oyó, y le aconsejó: “Tras pasar de mano en mano, la moneda de latón aún se puede cambiar mañana; pero no el huevo”. El aprendiz fue iluminado. Pronto el aprendiz definió todas sus clases como inmutables. Ni una propiedad podía ser modificada: una nueva instancia debía ser creada con los cambios necesarios. Sus constructores eran a veces sorprendentemente largos y complejos. El maestro Java fue informado de esto, y dijo: “Que la forma de un huevo sea forjada en latón, y se le dé a la monja para desayunar”. De esta manera, se le encargó a la monja la corrección del aprendiz. Traducido por José Tordesillas. Un extracto de The Codeless Code, por Qi (qi@thecodelesscode.com). Distribuido bajo la Creative Commons Attribution-NonCommercial 3.0 Unported License. |